La Dama Indignada

La Dama Indignada

domingo, 3 de noviembre de 2013

Autor: Salvador Dalí. Título: Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada antes del despertar.

Dalí, pintor catalán surrealista, excéntrico hasta la médula, fue amante de Federico García Lorca y posteriormente casado con Gala de la que no se separó nunca, aunque ella murió mucho antes que él, ya que era bastante mayor que él. Nace y muere en Figueras (1904-1989).

En esta «fotografía onírica pintada a mano» —la manera como generalmente Dalí denominaba sus cuadros— contemplamos un paisaje marino de horizontes lejanos
 y aguas tranquilas, quizás Port Lligat, en medio del cual, una vez más, Gala protagoniza la escena. Junto a su cuerpo desnudo y dormido, levitando sobre una roca plana, que a su vez flota sobre el mar, Dalí coloca dos gotas de agua suspendidas y una granada, símbolo cristiano de fertilidad y resurrección. Sobre ella vuela una abeja, insecto que tradicionalmente simboliza a la Virgen. El zumbido de la abeja se traduce en la mente de Gala en un sueño en el que la explosión de la granada de la parte superior hace que salga despedido de su interior un enorme pez, del que, a su vez, surgen dos amenazantes tigres y una bayoneta; ésta será la que un segundo más tarde aguijoneará a Gala en el brazo. Sobre ellos, un elefante con largas patas de flamenco, que aparece en otras composiciones de ese momento, lleva sobre su espalda un obelisco —como el elefante de Bernini de la Piazza Santa Maria sopra Minerva de Roma— que simboliza el poder del Papa.

Dalí decía: "Gala me ha dado, en el verdadero sentido de la palabra, la estructura que faltaba en mi vida. Yo no existía más que en un saco lleno de agujeros, blando y borroso, siempre en busca de una muleta. Ciñéndome a Gala he encontrado una columna vertebral y, haciendo el amor con ella, he rellenado mi piel. Hasta este momento mi esperma se perdía por la masturbación como arrojado a la nada, con Gala lo he recuperado y me ha vivificado. Primero creí que ella iba a devorarme; pero por el contrario, me ha enseñado a comer lo real. Firmando mis cuadros como Gala-Dalí, no hago más que dar nombre a una verdad existencial, porque no existiría sin mi gemela Gala".


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